Vivimos en una sociedad que va muy rápido y llevamos a los niños a un ritmo muy rápido. Los acostumbramos a pasar de una actividad a otra sin pausas y con prisas.
A veces las aulas están sobrecargadas, con mucho ruido ambiental y los niños nerviosos. Esto les dificulta la atención y la concentración en lo que hacen. Además, los profesores están desbordados… Todo esto me hace pensar en la necesidad de practicar en las aulas la relajación como un recurso para mejorar el bienestar de los alumnos y profesores. Y, de esta manera, mejorar el ambiente escolar.
Dicen los expertos que la práctica diaria de la relajación tiene muchos beneficios en nuestro organismo:
- En los niños la relajación sirve para distender el organismo y disminuir el estrés muscular y mental.
- Ayuda a aumentar la confianza en uno mismo, la memoria y la concentración, lo cual permite mejorar la calidad del aprendizaje.
- Tras una actividad intelectual o física más o menos intensa, la relajación permite al niño alcanzar un estado de bienestar, tranquilidad y de concentración armoniosa para emprender su próxima actividad.
- Canaliza las energías de los niños, ajusta el nivel de activación y produce un bienestar global.
- Diversos estudios demuestran que también ayuda a vencer la timidez. En personas muy nerviosas contribuye, incluso, en la intervención de tics y de otros síntomas relacionados con la ansiedad.
- También ayuda a enriquecer la sensibilidad y mejorar la calidad de sueño.
- Mejora la circulación sanguínea, disminuye la angustia, los ataques de pánico y ayuda a eliminar el tartamudeo.
- ¿por qué no la practicamos en las aulas a diario?
Sería muy interesante iniciar la práctica de relajación en educación Infantil ya que, en esta edad, los niños tienen una gran capacidad de imaginación y, si utilizas adecuadamente las instrucciones verbales, es muy fácil que sigan la relajación. Los niños de infantil siguen con mucha naturalidad una visualización o meditación adaptada desde el primer día. Si los acostumbramos e introducimos en sus vidas esta herramienta nos será más fácil que la utilicen de manera natural cuando estén en la E.S.O. o bachillerato.
¿ Cómo podemos enseñar a nuestros alumnos/as de infantil a relajarse?
- La respiración: es fundamental empezar a ser conscientes de su respiración para poder realizar cualquier ejercicio de relajación. Tenemos que inspirar por la nariz, bajar el aire hasta la barriguita y expirar por la boca. Es importante que reforcemos las explicaciones con gestos que el niño pueda imitar. Por ejemplo: vamos a ponernos todos las manitas en la barriga y vamos a ver cuando se infla como un globo y cuando se desinfla.
- Las meditaciones: La meditación es un entrenamiento de la mente que propicia una mejor concentración, mejorando así la interacción del niño en el proceso educativo y escolar. También podemos encontrar mucho material preparado y adaptado a los peques en internet.
- Los masajes: individuales o en parejas, con o sin material. Pueden utilizar sus manitas o plumas, pelotas blandas,…
- El yoga: consiste en una serie de movimientos muy tranquilos, aunque que exigen una gran destreza y flexibilidad. El maestro que nos irá indicando los diferentes movimientos que debemos realizar y como hacerlos de forma correcta. Ya que es muy importante saber lo que estamos haciendo.
- Mandalas: Pintar mandalas es una técnica de relajación oriental. No necesitamos saber ningún estilo concreto, pues el que la colorea lo hace según sus gustos e imaginación. Se pueden realizar a cualquier edad, fomentando la creatividad y la estética. Os dejo este enlace dónde podéis encontrar mandalas para imprimir: http://www.mandalasparatodos.com.ar/mandalas-para-pintar/
Es muy importante que, para realizar los ejercicios de relajación, el maestro se encuentre relajado. Por tanto, es recomendable realizar estos ejercicios previamente.
Tenemos que tener en cuenta las diferencias de cada niño ya que algunos requieren más tiempo para relajarse que otros.
No obligaremos al niño a realizar ejercicios de relajación. Si no desea participar, le permitiremos que no lo haga. Eso sí, le pediremos que no moleste a sus compañeros. Hay que motivarlos, pero no podemos presionarlos, ya que la relajación es una actividad voluntaria.
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